Asociación de vecinos y personas mayores PEÑA EL PARDO

 Esta web es soportada económicamente por la Asociación de Vecinos y Mayores Peña el Pardo
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  • El Eco de las Espadas

    Introducción y publicación por entregas:

    «EL ECO DE LAS ESPADAS»

    Asociación de personas mayores Peña el Pardo

     

    Revista Histórica y Cultural

    «Entre la piedra y la fe, una fortaleza escribe su destino»

    Bien fallados seades, leedores, en aqueste viage que passa por los siglos et torna los sones d’aquella sazón en que la fe, el açero et la cobdicia texieron el fado d’un regno. En los cartapacios que agora se siguen, damos el primer recreo de «El Eco de las Espadas», estoria que se arraiga en la Baxa Edat Media de Castiella, en aquellas tierras bravas et de frontera que oy día son llamadas Castiella-La Mancha.

    Bienvenidos, lectores, a un viaje que atraviesa los siglos y resucita los ecos de una época donde la fe, el acero y la ambición tejieron el destino de un reino. En las páginas que siguen, presentamos el primer adelanto de «El Eco de las Espadas», una novela histórica que sumerge sus raíces en la Baja Edad Media castellana, en ese territorio agreste y fronterizo que hoy conocemos como Castilla-La Mancha.

    Inicio del camino de la Vera, 1347

    ¿Qué secretos guardan las murallas del castillo de Moya?

    En un mundo donde las órdenes militares —Santiago y Calatrava— pugnaban por el control de rutas sagradas y tierras baldías, un hombre, Juan González de Roa, comendador de Alcañiz, hasta 1268. Su presencia en Moya como un encargo real temporal «por orden de Alfonso X, durante la revuelta mudéjar», como comisionado regio y labores de alcaide. Carga sobre sus hombros el peso de una misión imposible: sostener la unidad de su gente mientras el reino se fractura. Su historia, rigurosamente documentada, pero narrada con la pasión de la ficción, es el hilo que nos guía a través de intrigas palaciegas, batallas espirituales y la silenciosa resistencia de los peregrinos que, bajo la sombra de la Ruta de la Veracruz, buscaban redención.

    ¿Por qué desapareció un pueblo entero?

    La lucha entre estos muros, las intrigas, la devoción mariana —encarnada en vírgenes aparecidas como la de Tejeda o Santerón— se entrelaza con leyendas templarias nunca confirmadas, pero imposibles de erradicar. Aquí, los setenarios de siete días (ya modernos), consagraban la fe en ermitas perdidas, mientras los campesinos y ganaderos de Casas de Garcimolina, (hoy apenas un eco en los archivos), labraban su supervivencia entre el olvido y la repoblación.

    Una trama coral,1 un misterio histórico

    Esta obra, estructurada como un tapiz de voces —caballeros, artesanos, peregrinos como el misterioso Herminio, cuyo mimbre simboliza la fragilidad humana—, alterna, eventos históricos verificables con relatos íntimos que desafían el tiempo. ¿Qué ocurrió realmente entre 1284 y 1292, cuando Moya fue arrasada y sus emblemas borrados? ¿Por qué la Orden de Calatrava perdió el control frente a Santiago? Y, sobre todo, ¿quién traicionó a quién?

    En esta primera entrega, descubrirán:

    • El Castillo de Moya: bastión entre dos mundos, donde el viento aún susurra las plegarias de los caídos.
    • La sombra de los Templarios: aunque no hay pruebas de su presencia, su herencia late en rituales y símbolos.
    • La emboscada en el nogueral: un joven caballero, Álvaro, enfrentará su primera prueba de sangre en defensa de los peregrinos.

    «El Eco de las Espadas» no es solo una novela: es una invitación a caminar por senderos olvidados, donde cada piedra, cada documento rescatado del silencio (como el Censo de Pecheros de Carlos I que menciona por primera vez a Garcimolina), nos habla de un mundo que creíamos perdido.

    Queridos lectores, os invitamos a un viaje por los caminos olvidados de la Serranía Baja conquense, donde la historia y la leyenda se entrelazan en cada piedra. «El Eco de las Espadas» no es solo una novela histórica: es una puerta abierta a ese territorio agreste y fronterizo que se extiende entre las agrestes sierras de Moya, los venerados santuarios de Santerón y Algarra, y las humildes aldeas que, como Garcimolina, Santo Domingo de Moya o Fuentelespino, resistieron el paso de los siglos.

    ¿Reconocéis estos parajes?

    Quizá os suenen sus nombres, evocadores y misteriosos, como ecos de un pasado que aún late en fuentes escondidas, en ruinas de ermitas y en senderos que serpentean entre sabinares. Esta es la tierra que pisaron los caballeros de Calatrava y Santiago, donde los peregrinos de la Ruta de la Veracruz buscaban refugio, y donde pastores y labriegos tallaron su existencia entre la devoción y la supervivencia.

    El Castillo de Moya, erguido sobre su cerro como un centinela de piedra, domina este paisaje áspero y bello. Desde sus almenas se divisan las torres de vigía y los caminos que llevan a Santerón, con su ermita mariana rodeada de leyendas; a Algarra y su castillo, donde las romerías tejían comunidad, y a esos pequeños mundos —La casa granja de García Molina, Santo Domingo, Fuente del Espino—, cuyas fuentes y majadas fueron testigos mudos de historias cotidianas y extraordinarias.

    ¿Qué secretos guardan estos andurriales?
    En «El Eco de las Espadas», cada lugar tiene su voz:

    • La Casa de García Molina, una simple granja perdida en los documentos, que esconde la tenacidad de quienes repoblaron estas tierras.

    • Los bosques de nogueras y sabinas, donde bandidos y peregrinos se cruzaban en noches de luna menguante.

    • Las fuentes y lavaderos, puntos de encuentro donde se compartían noticias, temores y esperanzas.

    Esta es una historia de frontera, donde lo sagrado y lo profano se mezclan: las apariciones de vírgenes en encinares, los setenarios (ya modernos para esta historia), en ermitas aisladas, y las luchas entre órdenes militares por controlar no solo tierras, sino almas.

    ¿Por qué importa hoy esta historia?
    ¿Por qué estos parajes? —aunque hoy algunos sean apenas un recuerdo— moldearon la identidad de una región. En sus piedras, en sus documentos y en su tradición oral, encontramos las raíces de una resistencia callada: la de quienes, como el maestre Juan González de Roa o el caballero Álvaro, eligieron la lealtad a sus ideales frente a la conveniencia.

    En esta primera entrega, descubriréis:

    • El Castillo de Moya en su esplendor, cuando sus muros albergaban tanto a señores como a pastores.

    • La ermita de Santerón, faro espiritual en un territorio peligroso.

    • La granja de Garcimolina, ejemplo de cómo la vida se abría paso, incluso en tiempos de guerra.

    «El Eco de las Espadas» es una invitación a recorrer, con rigor histórico y pulso narrativo, esos lugares que, aunque os suenen lejanos, son parte de vuestra memoria. Porque la historia no solo se escribe en grandes ciudades, sino también en estos rincones donde el viento aún susurra nombres como Moya, Santerón, Algarra y Garcimolina …

    ¿Están preparados para oír el eco?

     

    Continúa en el próximo número:

     Capítulo 3.: La huella del caminante el 19-09-2025

     

    ACCESO A LOS CAPÍTULOS YA EDITADOS

    Introducción del autor

    Prólogo

     

    PRIMERA PARTE FICCIONADA

    I: El castillo de Moya

    II: La sombra de la rivalidad

    III: La conformación del poder

    IV: La llegada de los peregrinos

    V: La victoria de la fe

     

    SEGUNDA PARTE NOVELADA

    1.  El inicio del viaje, abril de 1347

    2.  Herminio, el peregrino del mimbre

    3.  La huella del caminante

    4.  La nueva misión de Herminio en Moya

    5.  Reflexiones del camino

    6.  Una tradición perdurable

    7.  Un ciclo de enseñanza y aprendizaje

    8.  Una nueva era

    9.  Nuevas generaciones y su propio camino

    10. La obra de Herminio

    11. Nuevos horizontes

    12. Reflexiones en el umbral

    13. El regreso de Herminio

    14. Los canastos de la memoria

    15. Semillas de esperanza

    16. Una marca que perdura

    17. Los caballeros de la luz

    FIN

     

    EPÍLOGO

     


    Nota del editor:

    Esta obra ha sido investigada con fuentes primarias, desde crónicas medievales hasta registros arqueológicos del cerro de Moya. Cada entrega irá acompañada de un anexo con bibliografía histórica para los lectores más exigentes.

    Para no ser reiterativos, se han publicado todas las fuentes consultadas de un sola vez, al pie del documento, es la bibliografía total de la novela.


    Ilustraciones y grabados que aparecen en la publicación:

    Basados en las técnicas pictóricas de Jan Van Eyck (c. 1390-1441):

    Maestro flamenco y pionero de la pintura al óleo en el Renacimiento nórdico. Es reconocido como una de las figuras fundacionales de la pintura occidental y máximo representante de la escuela flamenca del siglo XV. Su dominio técnico y conceptual revolucionó el arte europeo, especialmente mediante el perfeccionamiento de la pintura al óleo, lo que le permitió alcanzar cotas de realismo y simbología sin precedentes.


    Características estilísticas y aportaciones técnicas

    1. Hiperrealismo y precisión óptica:
      1. Van Eyck elevó la técnica al óleo mediante el uso de capas translúcidas (glacis), lo que facilitó la recreación de texturas minuciosas en telas, metales, joyas y superficies naturales.
      2. Su tratamiento de la luz, con gradaciones sutiles y sombras articuladas, confería volumen tridimensional y profundidad espacial a sus composiciones.
    2. Simbología compleja y narrativa visual:
      1. Integró en sus obras un repertorio de elementos simbólicos (espejos, frutas, animales, inscripciones) que operaban como capas de significado adicional, a menudo vinculadas a temas religiosos, morales o sociopolíticos.
      2. Obras como El matrimonio Arnolfini (1434) son estudiadas por su densa carga alegórica y su capacidad para documentar la cultura material de la época.
    3. Innovaciones técnicas y firmas autógrafas:
      1. Perfeccionó la estabilidad y brillo de los pigmentos al óleo, superando las limitaciones del temple al huevo predominante hasta entonces.
      2. Sus obras frecuentemente incluían inscripciones como «Als ik kan»  (“Con lo que puedo”), reflejando una conciencia autoral innovadora para su tiempo.

     Legado e influencia

    Van Eyck sentó las bases estéticas del Renacimiento nórdico e influyó en artistas como Hans Memling, El Bosco y, posteriormente, en maestros del Barroco. Su obra marca la transición definitiva del Gótico internacional hacia un naturalismo empírico que anticipó desarrollos posteriores en Europa.

     Conexión con reconstrucciones históricas y culturales

    La estética de Van Eyck resulta singularmente adecuada para recreaciones visuales de escenarios medievales y protomodernos, tales como:

    • Escenas de vida cotidiana y poder señorial (ej.: el Castillo de la Moya o figuras como Gonzalo de Roa).
    • Entornos rurales y simbología sacra (ej.: peregrinos, cruces, arados y utensilios como cestos y canastos).
    • Narrativas históricas ambientadas en espacios como Santerón o el personaje del Zurdo, donde el detalle realista y la carga simbólica enriquecen la comunicación.

    Su capacidad para integrar precisión documental con profundidad conceptual permite que las imágenes no solo ilustren, sino que interpreten contextos históricos, reforzando el axioma de que “una imagen vale más que mil palabras” en la divulgación del patrimonio cultural.


    PIE DE PÁGINA

    1. Narrativa coral:

      Se refiere a un enfoque de narración donde la historia se relata por medio de diferentes voces o narradores, en vez de apoyarse en un solo punto de vista. Cada personaje, comúnmente desempeñándose como el personaje principal, proporciona una perspectiva singular de los acontecimientos, lo cual facilita la elaboración de una narración polifónica y enriquecida por la diversidad de experiencias y emociones. Este enfoque fomenta una interpretación más exhaustiva y minuciosa de la historia, dado que los sucesos se presentan desde múltiples puntos de vista, lo cual realza la complejidad y la autenticidad de la narrativa.

    2. Fungir:

      Desempeñar un empleo, cargo o función. “Desempeñar una función, a veces sin tener el nombramiento preceptivo”.

    3. Setenarios:

      Agrupaciones simbólicas de siete elementos en contextos espirituales o teológicos, destacando la relevancia del número siete, como símbolo de plenitud y perfección. Tradición cristiana, mística medieval; estas estructuras organizaban conceptos clave en grupos de siete, mostrando un marco para la reflexión y el crecimiento espiritual.

      1. Los siete dones del Espíritu Santo: Sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
      2. Las siete virtudes: fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
      3. Los siete pecados capitales: Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
      4. Las siete bienaventuranzas: Interpretadas a partir del Sermón del Monte.
      5. Las siete peticiones del Padrenuestro: Cada una se considera un antídoto espiritual frente a los pecados o debilidades humanas.
    4. Orden del Temple:

      Conocida como los Caballeros Templarios. Fundada en 1119 por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada, su misión original era proteger a los peregrinos cristianos en Tierra Santa.

    5. Los pecheros:

      Eran individuos pertenecientes al tercer estamento en la España del régimen antiguo, no pertenecientes a la nobleza ni al clero, y estaban obligados a abonar tributos directos a la Corona española. El término viene de “pecho” o “pecha” (tributos medievales). Principalmente, eran agricultores, artesanos y residentes de villas, cuya situación tributaria no se basaba en su riqueza, sino en su obligación de contribuir.

    6. Alfoz:

      Se trataba de un término de la era medieval que se utilizaba para referirse a un territorio rural bajo la jurisdicción de una villa principal, en el que se congregaban diversas aldeas. Poseía responsabilidades fiscales, judiciales y militares, desempeñando un papel crucial durante la Reconquista.

    7. Señorío de realengo:

      Tierras bajo control directo del rey, en contraposición a las tuteladas por nobles o la Iglesia, el monarca podía concederlas por merced o venta.

    8. Vísperas:

      Los miembros de la Orden de Santiago practicaban un rito denominado la Plegaria del Caballero, que se sincroniza con las horas canónicas de la Iglesia. Rezaban en momentos específicos del día. Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas. La misa conventual y la liturgia de las horas, pilares esenciales en su vida espiritual.

    9. Prácticas de armas abiertas

      En los castillos de las órdenes militares solían realizarse, en espacios amplios y despejados dentro del recinto fortificado, como el patio de armas. Este era el corazón del castillo, una gran explanada central donde los caballeros entrenaban en combate cuerpo a cuerpo, manejo de espadas, lanzas, arcos y tácticas de formación. Además del patio de armas, algunos castillos contaban con terrazas exteriores o explanadas cercanas que también se usaban para ejercicios ecuestres y simulacros de batalla. Estos entrenamientos eran esenciales para mantener la disciplina y la preparación militar de los caballeros, guerreros altamente entrenados.

    10. Pertenencia a un grupo:

      Es cuando un individuo se siente parte de un conjunto de personas que comparten algo en común: afición, cultura, ideología, actividad o una edad…

    11. Bordón:

      Cayado largo de madera que sirve de apoyo durante el camino y tiene un significado simbólico en la peregrinación. Su uso se remonta a la Edad Media y suele estar coronado por un puño del que cuelga una calabaza.

    12. Limosnera: 

      Típica de la época, era un recipiente sencillo, a menudo de tela o cuero, que servía para llevar la limosna que se recogía de donantes.

    13. Ucronías:

      Relatos que imaginan cómo habría sido la historia si un hecho del pasado hubiera ocurrido de forma diferente. Es decir, son reconstrucciones ficticias de la historia basadas en un punto de divergencia.

    14. La Carola:

      Danza medieval en círculo, acompañada por el canto de los propios bailarines. Aunque no se han conservado partituras específicas, los instrumentos que solían acompañar este tipo de danzas incluían:

      1. Tamboriles: Marcaban el ritmo con golpes constantes.
      2. Flautas dulces: Añadían melodías suaves y fluidas.
      3. Cornamusa: Un instrumento de viento similar a la gaita, con un sonido potente.
      4. Chirimía: Antecesora del oboe, con un timbre agudo y expresivo.
      5. Laúd: Instrumento de cuerda pulsada que aportaba armonía.
      6. Castañuelas: Utilizadas para marcar el ritmo con percusión manual.

    CRONOLOGÍA DE LAS ÓRDENES MILITARES

    Orden de Santiago (1210 – 1300)

    • Justificación: Tras la conquista de Moya por Alfonso VIII de Castilla en 1210, la villa y su castillo fueron entregados a la Orden de Santiago para su defensa y repoblación de la frontera con al-Ándalus. Es el dominio más largo y estable.
    • Evidencia: Documentos reales de donación y confirmaciones posteriores de la posesión Santiaguista.

    Orden de Montesa (1300 – 1304)

    • Justificación: Mediante una bula papal (Sane Considerante) del Papa Bonifacio VIII (11 de julio de 1297), se autorizó al rey Jaime II de Aragón a crear la Orden de Montesa y asignarle los bienes de la disuelta Orden del Temple en la Corona de Aragón. Sin embargo, Jaime II formalizó la cesión de Moya (que era castellana, no aragonesa) a Montesa en 1300, buscando fortalecer esta nueva orden en la frontera.
    • Fecha exacta de finalización:
    • Justificación: La cesión de Moya (territorio castellano) a una orden aragonesa (Montesa), generó un conflicto diplomático entre Castilla y Aragón. Mediante el Tratado de Torrellas (8 de agosto de 1304), que fijaba las fronteras entre ambos reinos, Jaime II de Aragón acordó devolver Moya a Castilla.
    • Evidencia: Bula papal de 1297, documentos reales aragoneses de cesión a Montesa (1300) y texto de la sentencia arbitral del Tratado de Torrellas (1304).

    Fin del dominio directo de las órdenes militares (1304 en adelante).

    • Justificación: Cumpliendo el Tratado de Torrellas, la Orden de Montesa, dejó Moya, que volvió a la Corona de Castilla bajo el rey Fernando IV.
    • A partir de entonces, Moya fue gobernada por señores laicos nombrados por el rey (Señorío de Realengo 7), aunque mantuvo vínculos históricos con Santiago y tuvo Comendadores santiaguistas en su territorio. Nunca más volvió a estar bajo el dominio directo de una orden militar como villa propia.
    • Evidencia: Aplicación del Tratado de Torrellas y aparición de tenentes.

     

    Conflictos que marcaron la región

    • Guerra Civil Castellana (1366–1369): Moya fue escenario de enfrentamientos entre los bandos de Pedro I «el Cruel» (apoyado por Inglaterra) y su hermanastro don Enrique de Trastámara (respaldado por Aragón y Francia). La guerra dejó la zona devastada y sembró el caos institucional. Las órdenes Militares, tanto la Orden de Santiago como la de Calatrava, intentaron hacerse con el control de Moya, aprovechando su valor defensivo y su ubicación clave en las rutas entre Castilla y Aragón.
    • Consecuencias para la población, el auge del bandolerismo. Tras conflictos como la Guerra de los Dos Pedros (1356–1369), muchos soldados y mercenarios quedaron sin paga ni señorío. En la Baja Sierra esto se tradujo en: Grupos armados itinerantes, no eran ejércitos regulares, sino bandas de excombatientes desmovilizados, mercenarios sin contrato.

    BIBLIOGRAFÍA

    1. Alfonso X el Sabio

      Primera Crónica General de España (c. 1270-1284). Fundamental para el contexto político y militar de la Castilla del siglo XIII.

    2. Fuero de Cuenca

      Ed. crítica de Rafael de Ureña y Smenjaud (1935). Base jurídica de la repoblación y organización territorial en la región.

    3. Chronica Latina Regum Castellae:

      Ed. Luis Charlo Brea (1999). Relatos contemporáneos sobre Alfonso VIII y Enrique I.

    4. Martínez Díez, Gonzalo

      Los templarios en los reinos de la Península Ibérica. Ed. Cátedra. (1993).

    5. Ruiz Gómez, Francisco

      Los orígenes de las órdenes militares y la repoblación de los territorios de La Mancha (CSIC, 2003). Análisis del papel de Santiago y Calatrava en la consolidación territorial.

    6. Doménech, M. Ángeles (2005)

      Religiosidad popular y santuarios en la Serranía Baja de Cuenca. Diputación Provincial de Cuenca.

    7. Sánchez Garzón, Alfredo (2006)

      Santuario de la Virgen de Tejeda en Garaballa. Ed. Comarcal.

    8. Llop Domingo, J. V. (1997)

      Ermitas y espiritualidad mariana en el Alto Turia.

    9. Archivo Parroquial de Moya y Libros de Fábrica de Garaballa y Garcimolina

      Contienen referencias a los orígenes legendarios y primeros cultos.

    10. Sanz y Díaz, José

      Historia de la muy noble y leal villa de Moya (Ed. Añil, 1947). Crónica local con documentos sobre Juan González de Roa.

    11. VV. AA. (2011)

      Marianismo rural en la península Ibérica: ritos, caminos y ermitas. Universidad de Castilla-La Mancha.

    12. Vauchez, André

      La espiritualidad del Occidente medieval (Cátedra, 1995). Contexto sobre devociones populares (vírgenes aparecidas, setenarios).

    13. Castro, Caridad, Pepe

      Peregrinos en la España medieval. (Ediciones Nowtilus, 2010). Rutas alternativas, hospederías y simbolismo espiritual.

    14. Almagro Gorbea, Martín

      El castillo de Moya, arqueología de fortaleza medieval (Diputación de Cuenca, 2015). Estudio arquitectónico y estratigráfico del bastión.

    15. Retuerce Velasco, Manuel

      La Serranía Conquense en la Edad Media. Poblamiento y estructura social (AACHE Ed., 2009). Asentamientos como Casas de Garcimolina.

    16. Primera mención documental de «La Casa de García Molina». Censo de pecheros de Carlos I, 1528.

      Tomo I, pág.: 133 https://ine.es/prodyser/pubweb/censo_pecheros/tomo1.pdf

    17. Archivo municipal de Moya, 1380-1400, Pedro López de Ayala

      bub_gb_9-s97PAswgsC.pdf

    18. Real Academia de la Historia

      https://bibliotecadigital.rah.es/es/consulta/registro.do?id=12781

    19. Recursos digitales
      1. https://gw.geneanet.org/foullon?lang=es&n=de+roa&p=juan+gonzalez+de+roa
      2. https://palomatorrijos.blogspot.com/2020/04/juan-gonzalez-de-rosa-senor-de-moya-y-de.html
    20. Documentos de órdenes militares

      Archivo Histórico Nacional (Madrid). Sección órdenes Militares (Santiago, Calatrava).

      1. Pergaminos y cartularios: encomiendas en Cuenca y Moya (siglos XII-XIV).
      2. Consultas sobre posesiones en la zona oriental de Cuenca. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=50989

     

     

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  • Fotos de la nevada 19/01/20

    Actualizado el día 20 de enero a las 15.37


  • Tele Castilla la Mancha recoge las propuestas de Garcimolina

    El pasado 9 de diciembre la Asociación de mujeres ‘El Sabinarejo’ mandó a la Consejería de Agricultura, agua y desarrollo rural, una serie de propuestas para la futura ley de Desarrollo rural territorial y contra el despoblamiento. Las propuestas fueron enviadas por los propios vecinos y amigos del pueblo a los que se pidió que participaran.

    Lo más demandado ha sido el arreglo de la carretera que pasa por el municipio, así como un servicio de pediatría en Landete o ayudas económicas y asesoramiento a los ayuntamientos para poner en marcha proyectos concretos. Con motivo de estas propuestas un equipo de Castilla La Mancha televisión se desplazó hasta Garcimolina para dar voz a todas esas demandas.

    https://www.cmmedia.es/noticias/castilla-la-mancha/el-reto-demografico-uno-de-los-temas-que-marcara-la-agenda-en-castilla-la-mancha/


  • El Campamento Guerrillero del Morrogorrino por Salvador F. Cava

    Salvador Fernández Cava

    Garcimolina, 20 de abril, 2019

    Había terminado 1947 con el asalto al Campamento Escuela el 21 de diciembre. El año entrante, 1948, contemplaría la reorganización del AGLA en una estructura más operativa, no tan centralizada, retomando el pulso expeditivo cada Sector en su propia área, y buscando, por pura necesidad, nuevos asentamientos seguros. Uno de los grupos del 11º Sector tenía su base en el entorno de Salvacañete. Al resguardo del rento de Santerón y no muy distante de lugares de abastecimiento como El Mojón, Tormeda, el Acebillo donde se comenta, oralmente, que en este rento a uno de sus habitantes los guardias lo emborracharon para que cantara todo lo que sabía, y después de hacerle hablar al día siguiente apareció muerto, y la Dehesilla donde vivía el matrimonio de Gabriel Martínez y Consolación, naturales de Garcimolina, que tenían cuatro hijos (Marfil, Amador, Carlos y Carmen) y eran punto de apoyo. Este matrimonio fue torturado de mala manera delante de los hijos y se los llevaron presos a Cuenca. Ya andaban por allí los famosos cabos Siro y Motos.

    Otra aldea de Salvacañete donde también hubo detenidos fue en Las Artigas (detenido alguien llamado Mariano), y Portillo (Gil Yuste) dentro de la propia finca de Santerón, propiedad de la familia Zafrilla de Algarra. También, por estas fechas la guerrilla tiene contacto con los pueblos próximos de Vallanca, Algarra, Salvacañete, El Cubillo, Garcimolina y Casas Viejas. Desde el Morro del Gorrino coordinan su actividad. El jefe del campamento es “Valencia”, un guerrillero incorporado a lo largo de 1947 desde la ciudad del Turia que trabajaba en el Grao y vivía en el Cabañal. También pasan por este lugar entre 15 a 16 guerrilleros: “Valencia”, “Negrín”, “Isidro”, “Veterinario”, “Sastre”, “Bienvenido”, “Lorenzo”, etc., aunque en el momento del asalto la mayoría habría salido de servicio. En algunos listados a “Valencia” se le identifica como Felipe Mingarro Pérez. Sin embargo Felipe Mingarro sería detenido el 29 de noviembre de 1948, en la calle Goya, en la pensión de Consuelo Cercos Babiloni junto con Manuel González Romero.

    También en el campamento se hallaban “José”, “Bienvenido” (Mariano Luz Hernández, de Ademuz, apodado en el pueblo como “El Raneta”. Mariano Luz era nieto del tío José el Alguacil, que lo fue en Ademuz antes de la guerra. Parece ser que perteneció al SIM, ya que solía hacer servicios de contraespionaje infiltrándose en el frente nacional. Estuvo en la cárcel de Liria y fue condenado a muerte. Se fugó cuando lo trasladaban a Valencia. Se unió al maquis en la segunda mitad de 1947 en los pinares del Rodeno de Cuenca), “Isidro”, “Antonio el Cojo”, “Sastre”, “Rufino”, Tomás (de Casa del Mojón), “Pedro” (de Casas Viejas) y “Angelillo”. La mala suerte quiso que de una manera casual, al tiempo que reiterada en sus inicios, esta base terminara siendo asaltada el día 6 de enero por guardias tanto de los pueblos cercanos de Cuenca, de Fuentelespino y de Salvacañete, como de Valencia, inclusive de Cheste. Puesto del que resultará un guarda herido, donde en estos momentos es jefe de la línea el teniente de Onteniente Vicente González Pérez; y entre el grupo a su cargo tiene guardias de los pueblos próximos, como el cabo Antonio Martínez Arias (Real de Montroy). Ambos realizarán el informe del asalto al Cerro del Gorrino. La peor parte del encuentro recaería sobre el jefe del grupo, “Valencia”, que resultó muerto, y herido uno de los hermanos de Valdecuenca, Feliciano López “Isidro”. Más que con la documentación hallada en el campamento, que no fue poca, será a través de las declaraciones de “Isidro” con las que fueron capturados 11 enlaces de los caseríos inmediatos. Se trata de Apolinar Martínez Lizcano y diez personas más.

    En el origen de este asalto está la detención previa de “Negrín” en Vallanca. Había resultado herido en el asalto al Campamento Escuela del mes de diciembre. Su herida del enfrentamiento de Valdecuenca no curaba. “Valencia”, el 4 de enero, decidió que se le trasladase hasta Vallanca para que lo atendiese el médico allí residente, José Collado (natural de Alcalá de la Vega). Para este fin se contacta previamente con los dos enlaces del pueblo, “Vidal” y “El Francés”, quienes esperan a los guerrilleros a la entrada del mismo. Hasta allí llegan al anochecer “Valencia”, “José”, “Sastre” (Nazario Sáez Montero, natural también de Alcalá de la Vega, era amigo del médico de Vallanca) y “Negrín”, “Bienvenido”, “Isidro” y “Angelillo” acompañados de un chaval del rento de Santerón que había aportado la caballería en la que se transporta a “Negrín”. Junto a unos corrales se reunirán guerrilleros y enlaces de Vallanca, retirándose al poco los primeros tras que “El Francés” y “Vidal” se hiciesen cargo del herido.

    A la entrada del pueblo “El Francés” tomará una calle, para preparar la puerta de su casa donde en la cámara tenían ultimada una alcoba destinada como cobijo del herido y no tener que hacer ruido, pues no había luz eléctrica en el pueblo. Mientras tanto, “Negrín” y el enlace “Vidal” se adentraron por el camino del molino, lugar donde acababan de posicionarse los civiles tras cenar en casa de un cacique del municipio, y dentro de un servicio rutinario. El acompañante de “Negrín”, “Vidal”, salió corriendo y pudo sortear los disparos de los apostados, sin embargo “Negrín” fue detenido. Como decimos, lo enlaces que acompañaban a “Negrín”, y que él no conocía, eran “El Francés” y “Vidal”. Al Francés se le apodaba de esta forma porque había residido en París, donde tenía un hermano, trabajando de albañil hasta 1935. En su casa, su esposa bordaría el banderín del 11º Sector del AGLA, poniendo tales letras en la bandera tricolor y también el rótulo de 5º Brigada Éste último, a raíz del contratiempo sufrido se marcharía al monte, a pesar de que le recomendasen que no lo hiciera, como no lo hizo “El Francés”, pues nadie les había reconocido, y por lo tanto denunciado. Al ser tiroteados por los guardias los enlaces del pueblo pudieron huir; como también el chaval de Santerón y todos los guerrilleros excepto “Negrín” que estaba impedido.

    Inmediatamente “Valencia” dio ordenes para desalojar el lugar. Envió a “José” y a “Sastre” para que fuesen al campamento, y que cogieran a “Antonio el Cojo” y con dos guerrilleros lo trasladaran a Casas Viejas (seguramente al domicilio de “Pedro”). Tanto “Sastre” como “Tomás” se quedarán en el campamento esperando a “Valencia” para indicarle dónde se verían, pues “Valencia”, “Bienvenido”, “Angelillo” e “Isidro” habían permanecido en los alrededores de Vallanca para saber qué había sido de los enlaces y de “Negrín”. Sin embargo, a la cita con “Sastre” tan sólo acuden “Bienvenido” y “Angelillo”, y no “Valencia” ni “Isidro” que son los únicos que entran en el campamento e irremediablemente al amanecer les sorprende el asalto. Precisamente “El Francés” pudo trasladarse con su familia a Landete y rehacer su vida de albañil sin mayor contratiempo. El jefe de la contrapartida del Rincón de Ademuz, por estas fechas en el rento del Negrón, en Vallanca, se había establecido una brigadilla de la Benemérita, reforzada durante un tiempo con una compañía de soldados, el brigada Pedro Merino Izquierdo, narrará el asalto:

    “En la campaña contra el bandolerismo, estando el que relata de jefe de grupo móvil en el Rincón de Ademuz, y como consecuencia del asalto por fuerza del grupo al campamento de bandoleros efectuado en el lugar denominada El Rodeno, término de El Cuervo, Teruel, un bandolero que resultó herido intentó visitar el pueblo de Vallanca, Valencia, para ser asistido por el médico, según confidencia recibida, por lo que dispuso el servicio que dio como resultado la captura del mismo. Mediante un hábil interrogatorio se vino en conocimiento del campamento ubicado en el Monte Gorrino, término de Salvacañete, Cuenca, por lo que el día 6 de enero de 1948 por fuerza del grupo móvil del Rincón de Ademuz, puesto de Ademuz y Torrebaja, al mando del teniente González y sirviendo de guía el bandolero capturado asaltaron el citado campamento, resultando en la refriega el jefe muerto conocido por “Valencia II” y dos bandoleros más heridos. Por parte de la fuerza resultó un guardia herido en el pecho. Se les ocupó esquemas e instrucciones sobre las maneras de proceder en las voladuras de puentes y vías férreas, 2.000 pts., un billete de banco, una cartera estuche conteniendo lapiceros, petardos y un escrito a máquina en el que el jefe del Sector de Levante daba instrucciones al de Valencia para que asaltara la casa del alcalde de El Cuervo, y matara a él y a su familia y después prendiera fuego a la casa. También se les intervino armas y municiones”.

    El guerrillero herido, trasladado hasta el campamento cercano a Salvacañete desde el Rodeno era “Negrín” (Victoriano Pradas Martínez, de Valdecuenca, de 49 años), en su pueblo conocido como “Pitián”. No sólo hubo que trasladar a “Negrín”; también, y en este caso por enfermedad, a “Antonio” el de Teruel. “Negrín” vivía en la masía de Ligros, y desde ella suministraba en su macho a los guerrilleros. La última vez que realizase este servicio sería precisamente el día del asalto al Campamento Escuela. Al encontrarse entre dos fuegos resultaría herido y tuvo que abandonar la caballería. Tras su detención en el apostadero de Vallanca, el guardia Gregorio Correcher Gómez informará rápidamente al puesto de Ademuz hasta donde se le llevará para tomarle declaración y en pocas horas se prepara la toma de la base del Cerro del Gorrino, de la que las fuerzas atacantes conocerían incluso la contraseña de entrada que les facilitaría el propio “Negrín”: “Cuando alguien quería entrar al campamento, a unos cien metros del mismo principiaban a aullar como si fuera un perro o un lobo y los del campamento, digo, el centinela contestaba de la misma manera, y entonces el que adelantaba y el que esperaba, simultáneamente los dos a la vez, hacían ruido con la boca, bastante acelerado cual el que se hace al colocar saliva entre los dientes y la boca semi cerrada, y con la lengua se absorbe hacia dentro”.

    A las dos de la mañana había salido la fuerza concentrada en Ademuz, de manera que al amanecer ya estaba situada en el entorno de las cuatro cabañas que componían el campamento, siendo ésta una de las primeras ocasiones en las que guardias de una Comandancia actúan en la demarcación territorial de otra. Sin embargo, dada la espesa niebla hubo de retrasarse el asalto hasta bien pasadas las ocho. El emplazamiento había sido desocupado por la noche, de manera que tan sólo dos guerrilleros quedaban en él: su responsable “Valencia”, que resultaría muerto en la puerta de una de las chabolas no sin antes herir al guardia Bernardo Calafell Juan; e “Isidro” que, también herido, se entregaría. En el campamento se recogería el armamento de los dos guerrilleros, fusil Maussini y pistola Star, diversas bombas y material para fabricarlas, sobre todo cartuchos de dinamita, seguramente de los sustraídos en el polvorín de Libros, munición para los fusiles, etc. En la mochila de “Valencia”, tabaco, nueces, ropa, un reloj marca Pamap, un billete de quinientas pesetas, una fotografía de una mujer y de una niña, y otra con otra mujer y dos niñas.

    También se halló en el registro del lugar una numerosa documentación que indudablemente parece provenir del Campamento Escuela: relación de gente que ha pasado por el campamento, posiblemente enlaces de Tramacastilla, Royuela, Torres, Noguera y Guadalaviar, propaganda y normas de uso de explosivos, cuentas del campamento, programa de la escuela, una bandera republicana, y tres mapas Michelín. “Valencia” tenía el pelo negro, abundante, ojos pardos, bigote recortado (por lo que nos inclinamos a identificarlo con otro apodo de entonces, “Bigotes” (que subió al monte con “Gabardina”), y sería enterrado en Ademuz. La lista de guerrilleros, o “Lista del personal que hay en el campamento” (posiblemente referida a los que se hallan en el Campamento Escuela es la siguiente: “Pepito”, “Grande”, “Frasquito”, “Valencia”, “Ventura”, “Tito”, “Angelillo”, “Ángel”, “Jalisco”, “Antonio”, “Bernardino”, “Carlos”, “Eduardo”, “Víctor”, “Rafael”, “Lorenzo”, “Tomás”, “Rufino”, “Mateo”, “Vicente”, “Ceferino”, “Isidoro”, “Luis”, “José”, “Alejandro”, “Montesinos”, “Pedro”, “Sastre, “Juan”, “Olegario”, “Tarzán” y “Dedé”, y en servicio “Vitini” y “Bienvenido”.

    Las declaraciones de “Isidro” completaron las de Victoriano Pradas y a su vez sirvieron para asaltar otro campamento cercano, también del Sector 11º. En él se hallaba el núcleo de mandos del mismo: “Grande” y “Luis”. La operación de la GC fue en este caso, como en muchos otros, efectiva a medias. Consiguió dar muerte a un guerrillero identificado como “Daniel” cuando iba a montar la guardia con “Arturo”, pero éste último y el resto de compañeros pudieron huir. La sorpresa del asalto, la disponibilidad del operativo y los medios materiales empleados en cuanto a armamento se refiere, posibilitaba hasta casi por azar estas muertes. Los guerrilleros, sin embargo, ya a estas alturas sabían cómo desaparecer entre las luces de la madrugada y mantenerse agazapados en determinados matorrales espesos hasta el anochecer.

    Sólo en contadas ocasiones, también por azar, o por perseverancia de algunos números con ganas de medallero y galones, se dará más de una baja entre la guerrilla. El asalto a esta base el día 11 situada en el Cerro de la Campana, próximo a otros montes como la Loma, Cerro Cabezo y el Vado de Zafra, en la provincia ya de Valencia, lo realizaron fuerzas de la 134 Comandancia, en labores de control de los límites provinciales. Desconocemos el nombre real de “Daniel”, probablemente natural de los pueblos del interior (tal vez de Benaguacil), que ejercía las labores de cocinero en el campamento. Los guerrilleros, desde aquí, se retirarían hasta el Pico de Ranera habilitado a partir de ahora como base del Sector durante un par de meses. Entre los que salieron sin problemas de la lluvia de balas se encontraban “Grande”, “Matías”, “Rafael”, “Luis”, “Ceferino”, “Bartolo”, “Arturo”, “Chato de Losa” que se perdería y sería detenido en la masía Casa del Cura de Tuéjar el día 15 de febrero por una dotación de cuatro guardias y el brigada jefe del Servicio de Información de la 134 Comandancia, Bienvenido Peris Lorente. En Pico de Ranera se encontrarían con la sección guerrillera allí establecida, con “Chaval” como jefe del campamento, “Lorenzo”, “Veterinario”, “Tomás el del Tormón” y “Carlos”.

    Salvador F. Cava (Masegosa, Cuenca, 1955) Del año 2007 data su voluminoso estudio en dos tomos sobre Los guerrilleros de Levante y aragón (Tomebamba, Cuenca) y del 2017 es su penúltimo libro: Censo e imágenes de la lucha antifranquista en Levante y Aragón (Valencia) Entre otros muchos trabajos y actividades de investigación y literarios, donde cabe destacar su colaboración en las Jornadas de Investigación sobre el maquis (Santa Cruz de Moya) o la redacción de contenidos en la página digital Entremontes. Su última obra se titula El Manco de La Pesquera, 2019.

    La Dehesilla 2019

    Restos de las chabolas 2019

    Pico del Morrogorrino

    Vistas desde el pico

    Fotografías cedidas por Anabel Blas




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